jueves, 10 de septiembre de 2015

Ha sido un largo viaje

Había sido un largo día.
Viajar 6 horas en un vehículo, a pesar de su comodidad, es tedioso y agotador. El sol contribuyó para que el viaje sea aun mas pesado, sin embargo el cansancio era opacado por los hermosos paisajes de la Ruta 94 en el estado de Illinois, EEUU.

La noche cayó lentamente, si así podría decirse, pues eran las 7 de la noche y el sol aun brillaba.
Llegamos a Villa Park alrededor de las 20:00 mientas el sol comenzaba a ocultarse. Dejamos el carro, estiramos las piernas y nos dispusimos a caminar en búsqueda de la estación de tren del pueblo y así regresar a Chicago.

El peso de la maleta, el cansancio del viaje y el viento frío se conjugaban en nuestra contra. Llegamos a la estación del tren exhaustos. No había nadie y estaba semioscura.
Nos sentamos en unas pequeñas bancas a esperar el tren, ya era de noche.

- "Quisiera estar en casa", pensé, "en Ecuador, con mi familia".  Algo presentía.

La noche no podía ser tan mala, después de todo, cuando uno viaja lo que más disfruta es conocer. Pero aquella noche, en aquella parada de tren, algo dentro mio no lo estaba haciendo.

Encendí mi celular, ya que de nada me servía antes mantenerlo encendido si no tenia señal. Activo el Wifi y como en casi todas las estaciones, encontré señal y me conecté.

*3 Mensajes de Whatsapp: Abrí y leí.
-Bro, sintiéndolo mucho por la muerte de tu abuela. Citaba el primero.
-Pana, falleció tu abuelita. Mi sentido pésame. Decía el segundo.
-Oye, falleció la Señora Antonia, ya te enteraste?. Indicaba el tercero.

Guardé silencio. Pensé. Medité. Me tranquilicé.
Llamé a través de la aplicación a Michelle. Le pregunté. Ella no sabía nada. Le indiqué que preguntara. Corté. Me devolvió la llamada. Me confirmó.

Volví a guardar silencio. Pensé. Medité. Me tranquilicé.

-"Gracias por todo abue. Gracias" murmuré mirando al cielo.
Mi rostro era iluminado por la luz proveniente del tren que llegaba a la estación. Imagino el tren hizo bulla. No lo recuerdo. Solo escuchaba mi voz decir "Gracias".


Me subí al tren. Me senté. El tren comenzó a andar y Villa Park se quedaba atrás junto con parte de mi corazón.

No lloré; quizá porque me entrenaron para sobrellevar los peores momentos. Para saber como actuar ante la desgracia. Para evitar el drama y el desgarro. Para sonreír y agradecer a Dios por lo bueno y aquello que consideramos malo, pero sobre todo, me entrenaron para vivir a pesar de que mis seres queridos se me adelanten en el camino.
PAZ!

- Dedicado a mi abuela Mercedes Antonieta Ortiz Gonzáles+
https://www.youtube.com/watch?v=RgKAFK5djSk













2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  2. Es de valientes no llorar en una situación como esa.
    Desahogo total!!! No hay mejor forma que hacerlo por medio de la escritura, por experiencia propia me ha funcionado muchas veces @mklced

    ResponderEliminar