Si hay algo de lo que puedo dar fe en mi vida es que cuando Dios me ha prometido algo, El lo ha cumplido.
Exactamente el 10 de noviembre en el servicio regular recibí dos palabras puntuales que describiré a continuación y quedarán permanentemente en este blog hasta que Google decida cerrarme la cuenta o desaparezca.
1. Te daré paz
2. Me meteré en tu economía
1. Te daré paz
Días atrás escribí un blog llamado Alabar bajo la tormenta donde en breves palabras describía una situación muy compleja que estaba atravesando. Era una tormenta tras otra, ola tras ola golpeaban mi pequeña barca llamada Vida. Cuando creí que todo había pasado y llegué a una isla para descansar, resultó que aquella isla estaba infestada de recuerdos que lo único que provocaron es que vuelva a subir a la barca y navegar nuevamente. La tormenta comenzó de nuevo, pensé que estaba preparado, pero no fue así. Solo mi guitarra y mi voz trataban de hacer eco ante tanta adversidad.
Pero hay tiempo para todo dice la Palabra. Y mi voz fue escuchada en los cielos. Cuando pensé que todo empeoraría Jesús despertó y vió que en todo este tiempo no deje de cantar ni alabar. Se sonrió y calmó los vientos y los mares. "Te daré paz" me envió a decir por medio de un mensajero, "la paz que el mundo no te puede dar".
Inmediatamente sentí un viento que recorría mi cuerpo como un torbellino. Sentí que todo estaba calmando. Fui a casa aquel jueves con lagrimas en los ojos. El Rey de los Cielos había escuchado mi oración. ¡Acaso eso no es maravilloso! ¡El mismo Creador del cielo y la tierra me hablaba a mi!...
Aunque siempre demuestro seguridad en mi, una de mis luchas constantes es con mi autoestima. Se lo que valgo, pero a veces, por las adversidades, me devalúo automáticamente. Pero aquella noche, sentí que Dios giró su rostro, miró desde el cielo y me vio con mi guitarra, lagrimas en mis ojos, mi voz totalmente desafinada y se apiadó de mi. Y me envió su ayuda. Me dio paz.
2. Me meteré en tu economía.
El año en lo laboral ha sido duro. Meses sin grano en las arcas, ni agua en los ríos. La semilla no germinaba y el clima tampoco era favorable.
Pero El se metió en mi economía. En un momento donde prácticamente la sequía de fin de año llega, El partió la roca en dos y broto agua. Aquellas semillas que estaban por morir sin agua, ahora llegó la lluvia y todo germinó en tiempo récord.
Aun falta mucho por caminar, mucho camino por recorrer. Tengo temas pendientes por resolver, pero se que a su debido tiempo podré ver la mano de Dios totalmente restaurar mi vida. No es fácil. Pero tampoco quiere decir que es imposible.
Hay que seguir luchando.
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