miércoles, 30 de noviembre de 2016

10220 días

Cuenta mi madre que fue un jueves (tal como este año) que todo comenzó. Los dolores se intensificaron e indicaban el momento de mi nacimiento. Pero, como es caracterìstica de Michael, no quería hacer algo de forma normal, queriendo nacer mirando por donde salía, al ser imposible, tuvieron que sacarme contra mi voluntad vìa cesárea.

Han pasado 10220 días de aquel jueves 1ero de diciembre de 1988, día en el cual Dios mostró a mis padres aquel ser que aun mucho antes de ser fecundado: El ya conocìa (Jer 1:5).
10220 días donde han pasado muchas cosas, pero durante estos últimos 365 días aún más.

Durante este año he pasado de todo, pero lo mas importante es que pude conocerme a mi mismo en la adversidad y en la algarabía del triunfo.
Momentos de soledad y momentos de grata compañìa. Pude ver amigos llegar, otros aparecer después de mucho tiempo y algunos irse sin despedirse.
He visto la mano de Dios en mi economìa, en mi vida y en mis sueños: Cada vez los veo más cerca.

Creo que durante estos 365 dìas he madurado màs que cualquier otra época de mi vida.
He perdido, pero he seguido de pié.
He ganado, y me mantengo humilde dándole la gloria a Dios.

Vi a Emelec ser tricampeón. Alegría indescriptible.
Tuve mi primer choque de carro. La saque barata de milagro. Aun cada que paso por aquel lugar me hago la misma pregunta "¿que hice mal?" "¿como me distraje?". Sencillamente estaba para pasar.
No, no estaba chateando o hablando por celular.

También viví mi primer terremoto y comprobé que mi espíritu noble sigue intacto a pesar de haber sido traicionado varias veces por personas cercanas. Ver la tragedia de aquellas personas me hizo amar más la vida. Ver sus casas destruidas hizo que agradezca a Dios por mantener mi casa en pié.

Pude conocer otra ciudad del extranjero (Bogotá). Pude encontrarme conmigo mismo en aquel viaje y decidir dar cambios en mi vida. Cambios que incluyeron alejarme de personas, de forma de ver la vida y de trabajar.

Pude conocer a Dios durante este año, no el Dios que me predicaban en la iglesia, sino al verdadero: Al Dios que hace todo posible.
Aquel Dios que cambia llanto en risas, que te saca de la crisis y hace estallar las ventas del mes. Aquel Dios que te da seguridad y confianza  de que todo saldrá según su plan aunque muchas cosas se estaban viviendo abajo en mi vida y no podía entenderlo.
Aquel Dios que te habla cuando menos lo esperas, cuando crees que no aparecerá, y de repente aparece en ese momento menciona mi nombre y me dice "Yo tengo el control"

Aprendí a decirle "Te Amo" a mi madre. Pero no solo de palabras o solo por el dia de la madre o por su cumpleaños, sino de corazón. Cada que tengo la oportunidad se lo digo para que sepa que lo hago.
Aprendí a pasar más tiempo con mi papá. Es bueno aprender de su sabidurìa. Dicen que parecemos hermanos, ¿será que tengo cara de viejo o el cara de joven?.... ¡vea eso!
Admiro a mis padres, sin ellos no fuera quien hoy soy. Me dieron todo, aun cuando me lo negaron, pues me hicieron conseguirlo por mi mismo.

Gracias a Omar y a Shirley por aparecer en mi vida, sus oraciones hicieron que mis huesos vuelvan a tener vida. Gracias a Samuel y a Vero, sus palabras me mostraron el camino a la madurez. Gracias a Rut por recordarme que mayores cosas puedo lograr de las que hoy he logrado.
Gracias a mis compañeros de trabajo, porque cuando las ventas estuvieron mal siempre me decían "ya vas a vender, tranquilo, sigue insistiendo". Al final, con mucha ayuda de Dios lo logré.
Gracias a los que se fueron; aprendí el valor de la compañía y de la soledad.
Gracias a Gato y a Kelly por apoyarme. A Douglas por estar cuando nadie estuvo. A Darío, sus canciones aun suenan y me dan fuerzas. A Daybelis por recordarme que aún hay esperanza. Hay muchas personas que marcaron mis 27 años. Gracias a todos.

Pero sobre todo: Gracias a Dios... porque hasta aquí me ha ayudado. Y lo seguirá haciendo. Cada día más.

Hay muchas cosas que no escribo, porque quizá no quiero recordarlas más. Pero aquellas que deseo recordar están en este escrito, cuando tenga 50 años, las buscaré leer y me acordaré de aquellas cosas que marcaron mi vida.

¡casi me olvido!
Aunque no puedan ellos leer, ¡gracias a mis perros! ¡Son lo mejor que me han pasado en mi vida!
guau guau guau guau guau guau ¡guau guau!
(solo ellos entenderán)


Felices 28 años a mi mismo!

Espero durante los próximos 365 días poder viajar a Guatemala al Hechos29, o a Disney para al fin conocer a ese ratón de porra que tanto he amado (si, aun tengo algo de niño ¡y que!), mejorar mi casa y ser aun mejor Hijo de Dios.


Es hora de comenzar este nuevo camino. ¿me acompañas?. Se vienen cosas nuevas y mejores.
Hasta mientras lleguen... vamos a vivir.


Frase de este año: "Mientras no estés muerto: ¡VIVE!"





domingo, 20 de noviembre de 2016

Tu lo sabes todo...

El sonido de las olas del mar, la suave brisa y el sol de las 8 de la mañana ponen el ambiente perfecto para un desayuno entre amigos. El pescado a la brasa y el pan fresco fueron acompañados con una taza de té para recuperar las fuerzas de la fallida pesca de la noche anterior.

Pasado el desayuno deciden bajar la comida caminando por la parte mojada de la playa, justo donde se puede sentir el agua llegar hasta los tobillos y refrescar la planta de los pies. Van Jesús y Pedro solamente, los otros quedaron desenredando las redes.
En este momento ocurre una conversación muy importante: Jesús le pregunta a Pedro por tres ocasiones si lo ama.

Meses atrás (o años) Jesús le había dicho a Simón que ya no se llamaría de esa manera, sino que desde ese momento se llamaría <<Cefas>> que significa Pedro. (Juan 1:42). Durante todo el ministerio de Jesús en la tierra siempre lo llama <<Pedro>>. Excepto en esta ocasión:

Juan 21:15: “Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos”
Juan 21:16: “Simón, hijo de Juan, ¿me amas?"
Juan 21:17: “Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?"

¿Por qué Jesús llamó a Pedro <<Simón, hijo de Juan>> después de haberlo llamado mucho tiempo por el nombre que El mismo le dio?

No, no es por el resentimiento de haber sido negado 3 veces noches atrás en el momento que más necesitaba Jesús de su soporte. Tampoco era para hacerlo sentir mal. La verdad es que Jesús le llamó 3 veces “Simón, hijo de Juan” para recordarle del lugar donde Él lo encontró.

En Lucas 5:1-10 se narra la historia de cómo Jesús encontró a Pedro. Los acontecimientos fueron similares a los de hoy. Simón había salido a pesar y no pescó nada (igual que hoy). Luego aparece este “extraño” a decirles “Hecha la red a la izquierda de la barca” (Juan 1:6), similar a cuando les dijo “hecha tus redes para pescar” tres años atrás (Lucas 5:4).
La pesca en ambos casos fue mucha, y en ambos casos Cefas se postra ante este “extraño”. Años atrás Simón no conocía a este extraño, hoy lo conoce, pero no lo reconoce y fue porque alguien dijo “es el Señor” que se abalanzó al agua y nado hasta la orilla a comprobarlo.  

¡Cuán frágil es nuestra mente! Rápidamente olvidamos de donde Jesús nos rescató. Hoy Cristo repite los milagros una y otra vez para que reaccionemos que Él es real, pero nosotros, al igual que Pedro, no lo reconocemos. Seguimos distraídos en la barca asombrados por los peces como si fuera la primera vez que pescamos tanto, olvidamos que en el pasado esto ya lo habíamos vivido y fue por el mismo personaje <<Jesús>> que pudimos pescar después de haber fracasado en el intento con nuestras fuerzas.

En ocasiones es necesario que Jesús camine con nosotros y nos pregunte tres veces: “Michael, hijo de Kenny y Carola, ¿me amas?.
Hagan el ejercicio ustedes mismos: “…….., hijo de …………. ¿me amas?.

¿Cuál sería nuestra respuesta?.
De seguro la mía sería:     -         Señor, tu sabes que te quiero.
Y, al igual que Pedro, no me atrevería a verlo a los ojos, seguiría caminando mirando hacia el final de la playa mientras mis ojos comienzan a nublarse y a mojarse lentamente reconociendo que mis palabras muchas veces no reflejan lo que en mis actos. Sin embargo, seguiría caminando junto a Él.

Pero hay otro detalle oculto dentro de la respuesta de Simón, y es la respuesta a la tercera vez que Jesús le preguntó si lo amaba.

-         “Señor, tú lo sabes todo. Tu sabes que yo te quiero”. (Juan 1:17)

Me impacta la frase “Tú lo sabes todo”.

Pedro en tan solo 4 palabras le dijo a Jesús todo lo que había en su corazón. Bastaron solo estas 4 palabras para que Jesús sienta lo que sentía Pedro en el corazón.
A veces nosotros olvidamos este gran detalle: “Dios lo sabe todo”.
Pedro lo reconoció y nos enseñó algo valioso que ya no deberíamos pasar por alto: “El Señor lo sabe todo”

Pedro no buscó escusas, no le pidió perdón por no haberlo reconocido, no le pidió perdón por haberlo negado, tampoco le dijo algún justificativo: “mira Jesús, si me mataban como iba a ayudar a mi familia” “Jesús la verdad es que te negué porque tuve miedo, miedo a la muerte, miedo a ti”.

Pedro solo le dijo: “Tú lo sabes todo”. Pedro reconoció que Jesús sabía que después de negarlo “saliendo fuera, lloró amargamente” (Lucas 22:62)

El "lloró amargamente" fue el arrepentimiento de Pedro ante lo que había hecho. El llorar amargamente de seguro fue acompañado de frases de perdón y de culpa. Estoy seguro que el llanto de Pedro no fue un llanto de un día, sino de varios días, por eso fue necesario que el mismo Jesús le diga “apacienta mis ovejas”. Es decir, que  el mismo Jesús le diga: “tranquilo, ya pasó, tenemos que seguir con el plan. No te puedes quedar en el pasado de la traición, yo te perdono para que sigas adelante. Apacienta mis ovejas. Alimenta mis ovejas. Sé el pescador de hombres que un día te dije que serías. Yo no he cambiado de opinión. Yo ya te perdoné en la cruz”.

La charla termina con un Jesús indicándole a Pedro una profecía de cómo será su vida. 

Jesús lo sabe todo, por tanto:
Él sabe lo que te pasa en este momento.
Él sabe lo que te hace reír y te hace llorar.
Él sabe las necesidades que tienes, los temores, angustias y depresiones.
Él sabe cómo hacerte feliz, como alegrar tu corazón y como cambiar tu vida.

Lo único que Jesús espera de nosotros es que reconozcamos que “él lo sabe todo”, le digamos, mirándolo a los ojos: “Señor, tú sabes que te amo”.

Cuando aceptemos que lo amamos, y que vivamos demostrando nuestro amor a Él, de seguro nos hablará y nos dirá “te perdono. Hay que seguir con el plan, no he cambiado de opinión. Yo aun te amo.”


Michael Cedillo


viernes, 18 de noviembre de 2016

Promesas cumplidas

Si hay algo de lo que puedo dar fe en mi vida es que cuando Dios me ha prometido algo, El lo ha cumplido.

Exactamente el 10 de noviembre en el servicio regular recibí dos palabras puntuales que describiré a continuación y quedarán permanentemente en este blog hasta que Google decida cerrarme la cuenta o desaparezca.

1. Te daré paz
2. Me meteré en tu economía

1. Te daré paz
Días atrás escribí un blog llamado Alabar bajo la tormenta donde en breves palabras describía una situación muy compleja que estaba atravesando. Era una tormenta tras otra, ola tras ola golpeaban mi pequeña barca llamada Vida. Cuando creí que todo había pasado y llegué a una isla para descansar, resultó que aquella isla estaba infestada de recuerdos que lo único que provocaron es que vuelva a subir a la barca y navegar nuevamente. La tormenta comenzó de nuevo, pensé que estaba preparado, pero no fue así. Solo mi guitarra y mi voz trataban de hacer eco ante tanta adversidad.
Pero hay tiempo para todo dice la Palabra. Y mi voz fue escuchada en los cielos. Cuando pensé que todo empeoraría Jesús despertó y vió que en todo este tiempo no deje de cantar ni alabar. Se sonrió y calmó los vientos y los mares. "Te daré paz" me envió a decir por medio de un mensajero, "la paz que el mundo no te puede dar".

Inmediatamente sentí un viento que recorría mi cuerpo como un torbellino. Sentí que todo estaba calmando. Fui a casa aquel jueves con lagrimas en los ojos. El Rey de los Cielos había escuchado mi oración. ¡Acaso eso no es maravilloso! ¡El mismo Creador del cielo y la tierra me hablaba a mi!...
Aunque siempre demuestro seguridad en mi, una de mis luchas constantes es con mi autoestima. Se lo que valgo, pero a veces, por las adversidades, me devalúo automáticamente. Pero aquella noche, sentí que Dios giró su rostro, miró desde el cielo y me vio con mi guitarra, lagrimas en mis ojos, mi voz totalmente desafinada y se apiadó de mi. Y me envió su ayuda. Me dio paz.

2. Me meteré en tu economía.
El año en lo laboral ha sido duro. Meses sin grano en las arcas, ni agua en los ríos. La semilla no germinaba y el clima tampoco era favorable.
Pero El se metió en mi economía. En un momento donde prácticamente la sequía de fin de año llega, El partió la roca en dos y broto agua. Aquellas semillas que estaban por morir sin agua, ahora llegó la lluvia y todo germinó en tiempo récord.

Aun falta mucho por caminar, mucho camino por recorrer. Tengo temas pendientes por resolver, pero se que a su debido tiempo podré ver la mano de Dios totalmente restaurar mi vida. No es fácil. Pero tampoco quiere decir que es imposible.

Hay que seguir luchando.







¿Cómo tomar una buena decisión?

La vida está llena de decisiones que tomar. Se toman decisiones desde que se abren los ojos en la mañana hasta que se cierran en la noche.
¿Qué desayunaré hoy? ¿Qué almorzaré? ¿Qué cenaré?.
¿Qué ropa usaré hoy? ¿Qué haré hoy?.

Las decisiones van desde las más sencillas a las decisiones más complejas: ¿qué estudiaré en la universidad? ¿acepto aquella propuesta de empleo o no? ¿me caso o no me caso?.

Una decisión bien tomada te llenará de éxito y felicidad. Una decisión mal tomada puede causar daños irreversibles en tu vida. Sin duda debemos saber elegir bien. Pero, ¿cómo hacerlo?.
La Palabra de Dios nos brinda una serie de guías para tomar las mejores decisiones para nuestra vida, donde podemos tomar tres pasos importantes para poder tomar una buena decisión.

1. Salmos 119:105 nos dice que "Lámpara es a mis pies tu palabra y luz para mi camino"
La Palabra de Dios es nuestra mejor guía para tomar decisiones acertadas. En ella podemos encontrar los mandamientos de Dios, su dirección y muchos ejemplos de personas que, al igual que tu, tomaron buenas y malas decisiones. Podemos aprender de ellos, podemos ser guiados por Dios para tomar una buena decisión.
Si permanecemos en Su Palabra, conoceremos la verdad, y "la verdad os hará libre" (Juan 8:32).

2. En Salmos 37:5-6 el salmista nos dice "Encomienda al Señor tu camino; y espera en el y el hará". 
Encomendar es encargar a una persona que realice una tarea por ti. Esto quiere decir que podemos encargar a Jesús la tarea de guiar nuestro camino. Al mismo tiempo solo debemos esperar, de modo que vivamos "echando toda vuestra ansiedad sobre Jesús, porque el tiene cuidado de nosotros" (1 Pedro 5;7).
No debemos olvidar que Dios es quien conoce toda nuestra vida, y que si oramos a Jesús, el nos escuchará, y si cumplimos sus mandamientos "decidirás una cosa y se te cumplirá, y en tus caminos resplandecerá la luz" Job 22:28.
Debemos aprender a encomendar a Dios cada paso que demos, cada decisión que vayamos a tomar, cada camino que tengamos que transitar, pidiendo de antemano que su voluntad sea hecha en nuestra vida. Démosle la responsabilidad a Jesús de guiar nuestra vida. De que él sea quien obre, no nosotros, de tal manera que podamos ver su gloria.

3. Y por último "No te preocupes por el día de mañana, porque el día de mañana se cuidará de sí mismo. Bástate cada día sus propios problemas" (Mateo 6:34). 
Las decisiones que tomes tendrán una consecuencia, sea positiva o negativa, pero no te afanes por algo que aún no sucede. Sea lo que tengas que decidir tómalo con calma: Piensalo, meditalo y ponlo en oración a Dios. Clama a Dios que él te mostrará "cosas grandes y ocultas que tu no conoces".
Antes de tomar una decisión, sea la que fuere, pide a Dios que te muestre aquellas cosas que tú no conoces. Que te revele aquellas cosas ocultas que quizá aparentan ser buenas, pero que en el fondo solo buscan tu destrucción.

Pon en manos de Dios aquel noviazgo, quizá aparenta ser la persona correcta, pero solo Dios sabe que es lo que hay en su corazón.
Pon en manos de Dios esa carrera universitaria, Dios no será el que te inscribirá en la facultad, pero pondrá en tu corazón la certeza de cuál es tu vocación.
Pon en manos de Dios ese negocio que tanto deseas iniciar, que él sea uniendote a los socios correctos, poniendote a las personas correctas y de buena voluntad.
Pon en manos de Dios tu vida, permite a Dios guiarte y apartar a aquellas personas que no te hacen bien y te acerque a los que realmente buscan tu bienestar.

Para terminar, ¿cómo sabrás si tomaste una buena decisión o no?. 
Una buena decisión te dará seguridad.
Una buena decisión te dará tranquilidad.
Las buenas decisiones te darán paz, porque "el fruto de la justicia se siembra en paz para los que hacen la paz" (Santiago 3:18)