Dicen que las cosas caen por su propio peso, es cierto, pero para que eso suceda es necesario dejar a aquel objeto solo, sin sostenerse de nada y que la gravedad haga su trabajo.
Hace poco me di cuenta que la gravedad es tan perfecta, tan segura, pero a la vez tan traicionera. Venía de Cuenca con el vehículo averiado, pero como iba bajando la gravedad me diò una mano. Bajé la montaña a 9.8mts/seg2. Increíble, pero cierto.
Las cosas caen por su propio peso decìa mi abuela, al igual que:
-Más ràpido cae el mentiroso que el ladròn.
-Más rápido sale una mentira a la luz que el sol en la mañana.
Sin duda mi abuela era sabia.
Solo una vez en la vida pasa el tren, decìa mi abuelo.
Ahora lo comprendo, son las oportunidades que se te presentan que no debes dejar pasar.
Un mejor trabajo, un nuevo amor, un nuevo futuro.
Decisión. Esa es la palabra.
Hace unos años leì el libro de Kenny Luck llamado Riesgo, donde decìa que la verdadera hombría no consistìa en cuantas mujeres pasaron por tu alcoba, o de cuanto dinero tienes en tu cuenta, sino de cuantas veces tomaste el riesgo de aventurarte a tomar una decisiòn nueva, de arriesgarte a lo desconocìdo. A tomar un "riesgo" donde no sabìas si ibas a ganar o perder. A ser hombre por la capacidad de decidir, no por la de "seguir la corriente"
Les recomiendo lean ese libro. Es desafiante. Directo y profundo.
Desafìo es la palabra. Creer el verbo. Actuar es la acciòn a seguir.
Solo hay que estar atentos, aunque el tren pase una sola vez, debemos estar en la estaciòn correcta en el tiempo exacto. Si nos retrasamos, nos quedamos, si nos adelantamos debemos esperar con paciencia.
Tomar riesgos es de hombres. Decidir es de hombres. Aceptar las consecuencias de aquellas decisiones es de valientes!
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