lunes, 25 de abril de 2016

Ese miedo a lo real

Tenemos miedos. Tenemos temores. Tanto a lo desconocido como a lo real.
Muchas veces nos topamos con aquellos miedos a la realidad. A lo que pensamos que solo estaba en nuestra mente y que no se podría materializar.

En la vida nos podemos encontrar con personas que son distintas, que son reales, cercano a lo que nuestra psiquis determina como "prototipo".
Un prototipo es un diseño de prueba  que, una vez corregido y modificado, diseñado y pulido, puede llegar a convertirse en un producto final. Pero todo en la vida comienza por el "prototipo", esa idea inicial que da paso a nuevas ideas y que busca la perfección. Un carro, un avión, un videojuego, todo, todo ha pasado por un prototipo.

¿Qué es real y que no?
Parece una pregunta cojuda, pero no lo es. Lo que para mi es real, para otra persona puede no serlo.
Para muchos Dios es Real, para otros Dios no existe; la eterna paradoja del creyente y el no creyente.

En relaciones interpersonales, la realidad es aquello que provoca en ti un cambio, que saca lo que te cuesta mostrar y que te provoca temor por quedar expuesto.
¿Realidad es temer? Si, realidad es temer.
Ese temor al fracaso, al "y si me vuelve a pasar lo que ya me paso". Es temor al rechazo y a la felicidad.

Leía un pensamiento que cita "a veces estamos tan acostumbrados a nuestra rutina, que cuando algo aparece y podría cambiarla le tememos y lo evitamos".
Otro que cita "estamos tan acostumbrados a las cosas malas, que cuando nos pasa una buena, no creemos que sea real."
Ese miedo al cambio es aquello que nos detiene a continuar y aceptar una realidad: que todo cambia.

El miedo al causar daño. Eso es ver la realidad. Cuando ves a los ojos y no encuentras lo malo, cuando ves que todo parece perfecto, cuando piensas que se puede arruinar solo por comenzar.... eso.... si, eso es realidad.
El miedo a decepcionar, el miedo a ser decepcionado... ese miedo... es realidad.

Realidad es lo que nos mantiene creyendo, viviendo y soñando.
Realidad es que cuando estas en la efervescencia de la ira, una mano y una mirada te devuelva la calma. Y te da paz.

La realidad provoca cambios en nosotros: visibles e invisibles.
Cuando estas frente a la montaña rusa solo tienes miedo, pero cuando te sientas en la butaca la realidad aparece y te recuerda que "es real": que estás ahí, sentado a punto de volar.
Eso provoca un cambio: "manos tiemblan, deseas bajarte" y cuando comienza el recorrido: gritas.

Lo real provoca cambios, lo falso te mantiene en el mismo status quo de la rutina. Lo irreal no provoca cambios, no genera acción, ni miedo. Es solo costumbre.
Lo real debe provocar un cambio, sino, solo sería una mera ilusión.

Debemos abrir la puerta a la realidad, a la realidad alterna y a la sub realidad.
Enfrentar el miedo, ese miedo que provoca ver que la felicidad es real y que puede llegar a nosotros. Que somos felices pero que no nos damos cuenta porque no deseamos verlo y aceptarlo.

Es tiempo de ver, vivir y disfrutar de lo real mientras dure, porque al final todo termina: incluso los miedos tienden a morir.




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