La pluma del parqueo se abre automáticamente ante
su vehículo. El sensor colocado tras el retrovisor del carro activa el
mecanismo de manera autónoma. El guardia de la garita alza su mano para
saludar, pero el vidrio polarizado del BMW Z4 modelo 2017 color azul marino le impidió
al guardia ver la respuesta desde dentro del vehículo.
El parqueo 22 con un letrero de privado es su
parqueo. Todos saben que le pertenece. Dicen que un día un niño había dejado su
bicicleta por descuido y al día siguiente la encontró en el mismo lugar, junto
con un pequeño localizador de bolsillo y una nota que decía “Por si la dejas
descuidada, este gps te indicará donde está”.
El BMW se detiene en el parqueo, las luces de xenón
se apagan. La puerta se abre y su pie izquierdo abandona el vehículo para tocar el suelo. Sus zapatos
de piel de ternero <Scarpe di Bianco> hechos
a mano a la medida fueron seguidos de un elegante <Alexander Amosu> color
negro, entallado, hecho con las telas de más alta calidad le daban más presencia
al personaje.
Tiene 65 años. Alto, con una barba blanca bien
cuidada, cabello corto negro pero con algunas canas que reflejan su edad. Ojos
azules, piel blanca, y bien parecido.
Empresario, filántropo, dueño del 25% de las acciones
de Apple y el 5% de las acciones en Google,
lo tiene todo. Una hermosa esposa (su segunda esposa), una hija que
practica piano y que en su última presentación entonó varias melodías de Bach
junto con la Orquesta Filarmónica de Londres.
El hombre tenía todo, era feliz y en su corazón guardaba
paz. Nunca había sobornado a nadie. De joven tuvo la oportunidad de hacerse de
un millón de dólares siempre que el acusara injustamente a su jefe ante la policía.
Pero se negó. Integridad era su frase. “Mejor comer pan duro donde reina la
paz, que vivir en una casa llena de banquetes donde hay peleas” era su versículo
favorito.
Alguna vez la prensa quiso hacer una nota de su
vida, y el reportero que lo entrevistó al llevar la nota al editor de Forbes fue
despedido. Su jefe creía que era una burla lo que acababa de leer.
“El empresario Israelí antes de tener toda la
fortuna que hoy posee, había sido millonario, tuvo varios hijos a los cuales
amaba con todo su corazón, pero durante las tormentas tropicales que azotan
después del verano lo perdió todo. Sufrió de varias enfermedades a su piel,
donde visitó los mejores dermatólogos, pero le dijeron que no tenía cura su
extraña enfermedad. Por sus constantes enfermedades, y por la depresión por la
pérdida de su esposa y sus hijos quedó en la bancarrota total…”. El relato
seguía unas cuantas líneas más.
El editor tomó las hojas y las trituró en una máquina
que tenía a su costado.
- - Ud. con solo 3 años en el periodismo me viene a decir que JOB, el
más grande empresario que ha conocido la humanidad ¡sufrió enfermedades
dérmicas! ¿Qué estuvo en bancarrota?. Usted no sabe lo que habla.
Job entra a su casa, saluda a su esposa con un
beso en los labios: dulce y tierno; la abraza como si fuera el primer día que
la abrazó cuando ella aceptó ser su enamorada, mucho antes de casarse. Ve a su
hija, su pequeña princesa. La besa en la frente para no interrumpir su práctica
de piano. Deja su saco a un lado, y se olvida por completo de los negocios. Su
celular lo deja a un lado y lo coloca en silencio. Su amada le brinda un vaso
con jugo de naranja y lo bebe a sorbos mientras le cuenta a ella como le fue su
día.
Integridad es su frase. Integridad es su vida. La
integridad es el motivo de su éxito.
¿De qué le sirve al hombre ganar todo el mundo si
pierde su alma?
¿De qué le sirve al hombre ganar todas las
riquezas si pierde a su familia?
¿Qué recompensa tendrá aquel hombre que tiene
todo, pero su alma está vacía?
Hoy pensaba durante el día en esta frase que dice
Jesús: “¿de qué le sirve a un hombre haber ganado el mundo entero, si él mismo
se destruye o se pierde?” (Lc9:25)
Muchas veces hemos interpretado esta frase desde
el punto de vista “teológico de la salvación”.
Algunos hemos mal tomado la frase “ganar el mundo
entero” como bandera para mencionar la humildad con la cual debemos vivir.
Los fanáticos dicen que “no se puede tener
riquezas porque esto servirá para perderse en el infierno”
Pero antes de llegar al “final de los días” de
una persona, hay una vida que vivir en este mundo, y esta, querido lector, es
la que se pierde primero.
Conversaba entre semana con alguien quien lo
tiene todo: casa para vivir, casa para rentar y casa para vacacionar. Carro
para ir a trabajar y carro para ir de viajes. Viajes constantes a varios países.
Su economía marcha bien. Pero me decía: “tengo todo lo que se puede desear, pero
me siento solo”.
Hector “El father” en su canción “Si me tocaras”
resume en 4:20 minutos lo que sentía esta persona.
La canción cita: “Lo he tenido todo, riquezas y
placeres…. He tenido todo lo que un joven quiere, pero mi corazón lentamente se
muere y me pregunto: ¿de que vale el dinero si no puedo comprar un amigo
sincero?”
Me decía mi interlocutor en la charla que
teníamos: “me compre un juego de muebles nuevo, y sabes… lloro sobre ellos”. “Me
dediqué a comprar bienes materiales, y aferré mis fuerzas a eso. Siento que
solo tengo bienes, pero no tengo vida”.
Tener vida. Para muchos es viajar. Para otros
pasar con su familia. Para unos es la farra de los sábados. Para otros, aquello
que se tiene y posee. Para mi amigo, tenía todo lo que deseaba de la vida, pero no tenía lo que todos queremos de ella: felicidad.
Mi compañero de charla me contaba sobre su vida y
los duros momentos que había pasado. Su hijo se criaba con él, y la que fue su
esposa ahora vive con otro hombre que se aprovecha de su situación económica.
Ante todas estas situaciones el decidió buscar un
escape.
Todos buscamos un escape en los momentos más
duros de la vida. Y si no podemos escapar, buscamos llenar ese agujero del alma
con lo primero que encontramos: Algunos buscan ir de compras, otros el alcohol,
otros se vuelven compulsivos trabajadores.
El fondo se toca cuando comienzas a fingir ser
quien no eres. Cuando comienzas a vivir una doble vida. Por fuera lujos, por
dentro soledad profunda.
Cuando tienes una casa pero no eres feliz en ella y necesitas salir para encontrar "felicidad".
Para la cara existe el maquillaje, pero para el
alma no existe nada que pueda ocultar la tristeza verdadera.
Todos buscamos tener comodidades. Para eso trabajamos,
pero hay que tener en cuenta que “donde está
tu tesoro, ahí está tu corazón”.
La pregunta es ¿tu corazón está en lo material? O
es que tu corazón no sabe que amar y ama lo más fácil de conseguir.
Abandonar ese vacío que hay en el corazón es difícil,
pero no imposible. Hay que comenzar a llenarlo de aquellas cosas que, aunque no
se compran con dinero, valen más que lo material: Un beso, una sonrisa sincera.
Una amistad real. Un momento para Dios.
En algunos casos, hay que tomar medidas más
drásticas. Requerirá un cambio de vida. Un cambio de “fingir” a aceptar el
vivir la realidad.
Por otro lado,
¿Se puede ganar el mundo sin perder su alma?
Si, se
puede. INTEGRIDAD es la clave. Si Ud. lee el libro de Job notará que él siempre
busca dejar en claro que es íntegro (Cap. 31), y al final esto es lo que le
ayuda a volver a tener la bendición de Dios.
Quizá la corrupción de sus frutos a corto plazo,
pero el temor a ser descubierto te quitará algunas noches de sueño.
La integridad da frutos a largo plazo. Pero da
algo más junto con ella: Paz. El poder dormir tranquilo y saber que si mañana
te toca morir, morirás sin haber hecho maldad alguna y tu alma tendrá paz.
Al final llegará Jesús con sus àngeles y dará a cada uno "según su comportamiento".
Nuevas preguntas: ¿de qué te sirve ganar el mundo?. ¿en qué invertirás esas ganancias?
Nuevas preguntas: ¿de qué te sirve ganar el mundo?. ¿en qué invertirás esas ganancias?
Job abraza a su hija quien se quedó dormida en el
piano. Le susurra a su oído “levántate princesa, es hora de ir a la cama”.
Ella se despierta y lo besa en la mejilla.
- Puedo tenerlo todo, pero este beso en mi mejilla vale más que todo
el oro del mundo –
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